Antecedentes del Fondo

La documentación generada por la Compañía de Jesús en América, desde que se establece a comienzos del siglo XVI hasta 1767 fecha de su expulsión, forma parte de un valioso patrimonio documental que se encuentra, en su gran mayoría en el Archivo Nacional Histórico de Chile, el cual cobija los testimonios sobre las misiones, la labor educacional, social y económica realizada por la Orden.

Con la expulsión de la Compañía de Jesús, decretada por el Rey Carlos III de España, de todos los territorios bajo su dominio en 1767, los funcionarios reales generaron exhaustivos inventarios de los bienes y propiedades jesuitas con el objeto de incautarlas y sacarlas a remate. Naturalmente la información recogida se materializó en un importante número de fojas que dan testimonio no sólo de la riqueza de la Orden fundada por Ignacio de Loyola, sino también de su aporte cultural desplegado en cada territorio por sus miembros.

• Procedencia del Fondo Documental

La presencia Jesuita en América, transforma la imagen del continente. No reconocer su contribución en la vida social, religiosa, política y económica de América, equivaldría a un incompatible quiebre de nuestra identidad.

El trabajo de la Orden tuvo como finalidad la difusión, propagación y conservación de la Fe en las poblaciones indígenas, esclavas e hispanocriollas. En las misiones los religiosos exploraron diversos territorios, aprendieron las lenguas nativas, escribieron catecismos, historias, gramáticas y diseñaron cartas geográficas.

En materias educacionales, la enseñanza fue una prioridad para los religiosos, la cual hizo flolecer una importante actividad literaria en la elite de la época. Sin embargo la educación no estuvo solamente dirigida a un grupo específico, sino que también a otros grupos sociales, como las escuelas destinadas a la población esclava, donde se encontraba el apoyo espiritual necesario, para asumir los  sacrificados trabajos en que se desempeñaban.

Por su propia formación, y las necesidades presentadas en el nuevo territorio, lograron desarrollar una autosuficiencia económica que los diferenció de otras ordenes religiosas, logrando acumular bienes que además de abastecer su vida cotidiana, les permitió financiar sus trabajos espirituales.

 Después de su expulsión la documentación sufrió una dispersión entre los diversos ministerios y depósitos de archivos de la corona española, procesos que amenazaron su existencia debido a que fuera de estas instituciones, sus papeles fueron vendidos a pulperías y bodegones, para hornos de bizcochos, para envolver entre otros usos.

Posteriormente y con ocasión de la diferencia limítrofe entre Chile y Argentina, el secretario de la delegación de Chile en Francia, Carlos Morla Vicuña, fue comisionado para viajar a España para estudiar los documentos que apoyarían la posición chilena frente a esta materia. En su estadía en España, entre mayo y septiembre de 1873, conoció la existencia de los documentos jesuitas adquiridos por Don Antonio Paz,  quien a su vez habia comprado la documentacióna al español Francisco Javier Bravo, quien rescata la documentación de ser vendida en pulperías devolviendo parte de ésta al Gobierno de España y  realizando una publicación de colección editoral la cual fracasa. Aquí es cuando Don Antonio Paz se los compra y vende posteriormente al Gobierno de Chile, idea propuesta por el Señor Morla Vicuña. La compra se concreta en 1877 y su costo ascendió a unos 1.500 pesos de entonces.

Trasladados los documentos a Chile, quedaron en poder de la Biblioteca Nacional hasta la creación de Archivo Histórico Nacional (1925) lugar del cual pasaron en 1927 al Archivo Nacional que entonces se creó fusionando el primero con el Archivo General de Gobierno que existía desde 1887.

Ahora parte de éste acontecimiento histórico, que enfrentó al imperio más extendido del siglo XVIII con el poder religioso y económico que representaba la Compañía de Jesús se encuentra en la ciudad de Santiago de Chile, en el “Fondo Jesuitas de América”, declarado Memoria del Mundo por la UNESCO en el año 2003.

UNESCO JESUITAS

El Fondo consiste en 446 volúmenes provenientes de las Juntas de Temporalidades de los Jesuitas, organismos creados por el Rey en 1769 y destinados a inventariar y administrar temporalmente las  propiedades de la Orden en tanto los miembros de la Compañía estuvieran condenados al extrañamiento de todas las provincias y reinos españoles de entonces. Dada la importancia de los Jesuitas en el ámbito de la Iglesia, la economía, agricultura, la educación y evangelización en América, los documentos recopilados y producidos por la Junta fueron cuantiosos y hoy se encuentran diseminados en varios repositorios. La sección más grande, se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de España, en Madrid; un segundo segmento se encuentra en la Real Academia de la Historia de esa ciudad; un tercero lo posee la propia Compañía de Jesús en el Archivo de la Provincia de Toledo con sede en Alcalá de Henares. Finalmente, el Archivo Nacional de Chile posee otra parte, que es la que toca a este proyecto.

Condiciones de Conservación

El fondo se encuentra instalado en el depósito de fondos coloniales del Archivo Nacional Histórico, en donde los niveles de humedad relativa y temperatura son estables.

Conforme a las políticas de conservación y seguridad del Archivo, la documentación en su gran mayoría está encuadernada.

Características materiales:

Los volúmenes están formados por cuadernillos cosidos, la mayoría con encuadernación en pasta entera de cartón y tela; 55 volúmenes tienen encuadernación de cuero o   pergamino, de los que 30 están formados por entre 2 a 9 cuadernillos con encuadernación individual.

El soporte de los documentos es papel de trapo, por lo tanto de muy buena calidad; los elementos sustentados en su mayoría son tintas ferrogálicas, por lo que debido a sus

características químicas lo hacen un material frágil que necesita requerimientos de conservación especiales.

 Estado de conservación: 

Todos los volúmenes presentan suciedad por polvo. El estado de los soportes es bueno con los deterioros característicos de la oxidación de las tintas ferrogálicas, principalmente decoloración y en menor grado perforaciones. Las encuadernaciones con tela están en regular estado, siendo necesario cambiarlas en 86 volúmenes y restaurar 176. Dentro de las encuadernaciones de cuero y pergamino hay varias que no están en buenas condiciones, pero considerando que tienen un   importante   valor   histórico,   se   propone   mantenerlas   adoptando   medidas   de conservación. Por otro lado hay 14 volúmenes que se quemaron en distintos niveles en los  que  aún  se  puede  leer  información,  a  los  que también  se  propone  medidas  de conservación para evitar que se sigan deteriorando.